29 de marzo de 2020

Centro gravitacional

El mar se abrió de lado y lado, mostrando ante mis ojos aquella sonrisa confusa. El salado de mi voz penetraba los orificios de mi alma, y la quebrantaba en un silencio que se llenaba de suspiros, pero no pasó, nada...


Trataba de no caer de nuevo en aquella ilusión. No ayudaste para nada; me hablaste como si me amarás, tocaste mis labios a media distancia. Y siempre te despedias dejando las hojas secas caer de aquel árbol que construía en el desierto. La puta vida tuya, incluyendo la mía en agonía. ¿Qué más querías? Sequé mis ilusiones con el paso del tiempo, sonrojaste mi deseo para botarlo en un agujero, y yo me fui detrás, para intentar alejarte de mi vida, aún deseando que fueras el centro de mi universo.

El mar volvió a cerrar todas la puertas, y como un loco buscaba las llaves para entrar en tu destino y volver a traerte conmigo. Fallé, lo supe cuando aún en el más allá te hallé y no me contestabas. Mire por un momento hacía el suelo y en mi centro caíste. Cayeron tantas cosas que me hiciste creer. Ahora solo eres el lugar donde terminan mis ilusiones y todo lo que tenga que ver contigo.




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