¿Que hay en una persona, que la
hace persona? ¿Su carisma? ¿Inteligencia? ¿Sus
valores? ¿Dios?
Puede que alguna de las
anteriores pueda encajar como respuesta
a esta pregunta, pero no. No tienen
nada que ver con “ser persona”.
Lo que hace a una persona,
persona, valga la redundancia, es otra persona. Estamos constantemente relacionándonos
con otro ser humano, que nos comprometen, sea bueno o sea malo.
Todos en algún punto de nuestras
vidas hemos sentido el efecto involuntario que provoca el estar con determinada
persona, a veces puedes ser; muy amable y sonriente pero a veces eres altanero,
desordenado, mal humorado etc.
Nos llenamos de cualidades
ajenas, pero hay algunas en particular que nos encantan, como aquellas personas
que abren tu mundo; sientes libertad, despreocupación, deseos que jamás habías
sentido, es más, que quizás no pensaste tener nunca o que no sabías que tenías...
Estaban guardadas.
Cuando te llenas de la vibra de
otros, de su energía como seres, entonces es cuando haces un alto, para decidir
si seguir dejándote llevar por eso que te trasmiten, y puede que sin darte
cuenta… ya hayas dado un paso que jamás pensaste dar ; un paso desconcertante
ante los demás, pero que para ti, es un paso de satisfacción, aunque mañana sea
este paso…tu propio verdugo, pero el paso se debe dar.
sigue leyéndome...
Alejandro A.