4 de febrero de 2021

Estoy roto, un poco, mucho.

Me ha estado pasando algo muy raro. No es algo que pueda conversar tomando un café. De hecho es algo que no puedo decir, mis palabras enmudecen y solo me queda mirar el espejo y escuchar mi ojos murmurar “si quieres llorar, hazlo”

En momentos mis manos se congelan, se pierde la sensibilidad que las caracteriza. No sé cuántas cosas más he perdido, o perderé. Lo más charro es que no he conseguido nada. Lo más tonto de mi vida es que no he sido dueño de nada… y de nadie. Y los momentos se vuelven cada día más grises, los colores se vuelven solubles e inestables, un mar de lluvias acidas caen sobre mi pecho, y se abre con despacio, con fuerza, y dolor. Alguien ya había leído mi diario, y me dijo que todas mis letras están rotas. Lo supe desde hace un tiempo, y no quise aceptarlo. Supe que todas mis lágrimas ya habían caído en mis líneas, y poco a poco esos momentos con ellas también los estoy perdiendo. Desaparezco… es como si fuera a morir joven, pero en realidad es porque sí estoy roto. Estoy roto, un poco, mucho, lo estoy.



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