Las puertas aún no se habían
abierto. La silla estaba ocupada, pero una vez que logramos entrar caí en cuenta
que no necesitaba de la silla, pues que su postura me enfrentaba en medio de
espejos, incluso cuando sus manos se alejaban de mi deseo; ser su modelo. Sentí que las puertas se cerraban y necesitaba
huir. Así es como termina el día, pero quedaba una esperanza para el mañana.

Desde que se abrieron las
puertas buscaba con intensidad la silla más próxima para lograr mi cometido. Me
sentí feliz; logré mi deseo; ser su modelo. El tiempo jugaba con nosotros en un
carrusel de espera y deseo. Amo tanto esa palabra… “Deseo” trasmite pasión y
lujuria, despierta tentaciones y borra dudas…”Deseo” cuánto había deseado volver
ese día eterno. Recopilaba hacía mis oídos el deseo de habernos compartido
desde el primer día. Lo que realmente
importaba en esa instancia y creo con toda convicción de que pensaba lo mismo
que yo; era en dos simples palabras; déjalo ser. Así terminó el día, quizá el ultimo, quizá solo
uno más.