Eran unos labios más, uno de
tantos que mi boca deseaba, pero que como siempre ha pasado… todo se queda en
babas de lujurias. No entiendo por qué no he escrito un libro de lo que no se debe
hacer cuando quieres placer. Sería todo más fácil si entendiera que no hago
parte del presente e incluso tampoco del futuro de nadie. Si todos fuéramos
capaces de tolerar los ojos pecaminosos que tenemos y saber de una buena vez
que solo somos juguetes, y que tarde o temprano vamos a terminar en la basura.
