Y la culpa hace que me de golpes
de pecho, he ahí el primer acto de violencia, cuando se desobedece la
consciencia no es consuelo sino un asesino en celos, ahora la violencia ha de vivir
en mí, es inevitable, casi como sonreír porque si, o mirar por no callar, me destruí
por dentro al conocer la verdad de mi actos y tomar decisiones que me han pesado
tanto, como la de aceptar que el fruto prohibido me ha condenado y lo peor es
que nunca supe a qué sabia , ni su olor quedo en mis recuerdos mientras moría.
No puedo contener la violencia
que llevo dentro, corre por mis venas, no es veneno que llena, pero tampoco
leche que mate. Mientras camino bajo la mirada y veo como mis pasos me llevan a
donde ya saben, no necesitan guía o un vigilante, ellos sabes que hacer al
igual que mis pensamientos al ver de frente lo que ocurre fuera de mi mente y
es inevitable. Hay que golpear aunque me llamen miserable, no entiendo a los
pacifistas que se encierra en las paredes que los protegen del enemigo, que pretenden
cambiar la sociedad a punta de palabras bonitas, muchos mueren y seguirán
muriendo sino se mata el problema y se libera la bestia que ataca lo que haya
que atacar sin mente.
Mientras más me quieran
controlar, más razones para matar me estarán dando, quizás soy un poco
tartamudo, quizás soy un mudo, quizás no me hable mucho, quizás las palabras no
hacen parte del arma de un asesino, bueno, aun no he matado, pero el monstruo
que llevo dentro lo hará conmigo si le sigo huyendo.
Hoy quiero liberar al monstruo,
primero mi vida, aunque mueran los demás, total ya tuve una y al descubrir la
culpa al saber que la tenía, me ha dado muerte sin consulta.