19 de mayo de 2019

Azul y negro


Mi cara se enciende, resuenan las paredes curtidas con mayonesa, y una que otra lata de fracasos cae sobre mis pies, tan inútil yo, que no tengo tenis. Ya había ocurrido, en el pasado era mi pan de cada día. Ya me había fijado en otros azules; oscuros, suaves, melodiosos, y algunos opacos sin profundidad, y sin matices.

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Ahí estaba junto a la melosería que nunca probaré. Amo lo salado y crujiente de lo tostao cuando pierde su fuerza en una simple gota. Escribí poemas, de puño y tecla, poemas que se llevaron lo poco que motivaba a un hombre a ser lo que es; una desgracia en lo clandestino. Ahora solo me pregunto si podré evolucionar como lo hace la gente moderna, pero los tres pesos que trasfieren a mi cuenta no me dan el poder que necesito para tomar lo que quiero, me conformaré con mi mirada entrecortada, que corta toda esperanza en mi cielo pelado.

Mañana volveré. Me sentaré mirando a los ojos y dejaré en el aire todos los azules que desee alguna vez tener. El rojo me seducirá  con su calor. No solo encenderé mi cara, lo haré con todo mi cuerpo, de lo único que estoy seguro es que mi mano sobre mi cielo solo me abrirá las puertas del infierno; gris. Y el negro triunfará en medio de las llamas reales.