Desde la antigüedad el ser humano
ha tenido una sed por vivir de la mejor manera, cambiando cuevas por chozas y
casas, desarrollando gustos al comer, de crudo y simple a asado y con color.
El hombre se ha convertido en el
gran depredador, la bestia salvaje que impone su autoridad en donde quiera que
llegue, ha creado grandes edificaciones, domado grandes y feroces fieras,
inventando hasta lo que se creía imposible de crear. Nada le ha quedado grande y
menos cuando esta su honor de macho por delante.
El hombre es un conquistador,
pero si hay algo con lo que no ha podido y es… el amor, tan conquistador y don
juan es, que le es imposible sostener un solo amor, el hombre necesita más de
un amor para sentirse la raza dominante, teniendo al mismo tiempo varios amores.
Esos “amores” le han dado el
poder absoluto al hombre para hacer lo que hace y luego se quejan de ese mismo
hombre cuando la atención se ve claramente repartida. El hombre es hoy en día, lo
que el resto de la humanidad le ha permitido ser y como nadie se ha “revelado”
contra él, entonces él se siente seguro de su autoridad sobre los demás.
La realidad es que un hombre no
es conquistador, es un dictador que pretende conseguir todo lo que quiere a
costilla de los demás y aprovechándose de “el hombre más débil”.
Qué bonito seria que el hombre
conquistador sea aquel que lucha por lo que quiere sin tener que pasar por encima
de los demás; el mismo hombre, animales, plantas e inclusive sobre la voluntad
de Dios. Los hombres conquistadores podrían ser capaz de obtener el mundo
entero, pero hay algo que jamás podrán adquirir con certeza, el amor de otro
ser humano, ya que no es mercancía para negociar, ni un animal salvaje para
dominar, ni un juguete para comprar.
La realidad es que un hombre no
es conquistador, desde la antigüedad el ser humano solo ha tenido sed de cambiar
su forma de vivir, pero ha olvidado su forma de pensar, que no vino a
conquistar sino a ser conquistado y para eso necesita abrir su corazón a los demás,
mientras el hombre no abra su corazón entre si, la lucha por la conquista
siempre traerá guerra, odio y envidia entre ellos, declarándose entre ellos
mismos enemigos.
El mundo que hoy existe está
lleno de maldad, ya que todos quieren conquistar.
Alejandro Alvarez Julio
Imagen tomada de Internet.
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