Así como el bien y el mal.
Vamos por la vida y
constantemente volteamos a mirar lo que hay detrás, es algo necesario hoy en día.
Y lo peor de este caso es que muchas
cosas suelen ser peligrosas al principio, simplemente por ser desconocidas,
poco tratadas, como el sol cuando se alza en verano o como la lluvia que baja y
llena nuestras calles vacías de recuerdos y adornadas de melancolía.
Vamos por la vida y nos amargamos, huyendo de lo imposible y de lo
intocable, como corriente eléctrica que nadie quiere abrazar en medio del mar,
ese mar tan profundo que no nos deja mirar al horizonte, la gran isla que nos
espera. Intentamos no tener contacto con la oscuridad, la ausencia de la luz
nos apaga la valentía, pero la realidad es que no sabemos crear lazos y son
necesarios y uno entre la oscuridad es negocio social.
Vamos por la vida, creando nudos que nos ahorcan poco a poco, palabra a
palabra, pero los nudos realmente con el tiempo se vuelven más duros y es
imposible salir de ellos, no podemos escapar de lo que nosotros mismos hemos
creado y más tarde que temprano moriremos, siendo víctimas de nuestro propio
invento.
Dejemos de ir por la vida como si
nada, como si todo, como si quizás, domestiquemos aquello que se levanta en
nuestra contra, enseñémosle a todo eso que no nos intimidan y que así como
ellos dependen de nosotros para seguir existiendo, lamentablemente nosotros
necesitamos de ellos, pero que seamos tu y yo quienes llevemos la riendas y que
le lazo que se haya creado sea en beneficio de ambas partes.
Así como la luz y la oscuridad,
tan solo así como el día y la noche.
Alejandro Alvarez Julio.
Imagen tomada de Internet.
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