3 de enero de 2018

Lágrima de corazón

Hay muchas cosas que guarda un corazón triste, la locura que pueden contener es inmensa, ni el mar es tan extenso y profundo. Puedes ver volar aves y escuchar silencios inevitables, como un murmullo intencional, así es la vida de un corazón triste, desolador.



Ayer salí y observé como las nubes cambiaban de color y me preguntaba mil veces ¿ Porqué van a llorar? ¿ No lo tienen todo allá? Luz y oscuridad, azules inmensos y la majestuosidad de volar…cuánto daría por poder volar: sin alas, ni trozos del qué dirán. Ellas seguían su camino, no se quedaron allí conmigo, quizá no querían que las viera derramar alguna lágrima, pero hay cosas que se ven y no necesitan palabras.

No sé que tantas cosas puede guardar un corazón triste, pero cuando papá vio a la mujer que le dió la vida con las manos cruzadas sobre el pecho, callada y un poco retocada, él abandonó a su corazón, yo escuché el momento exacto en qué el corazón de papá se iba lejos de él, entonces el mío dejó algunas gotas sobre el piso,  era una manera de solidaridad entre corazones y al abrazar a mi padre sentí como su corazón regresaba totalmente triste y desconsolado.

Ayer volví a salir y no habían nubes en el cielo, le pregunté al sol sobre ellas y no supo responderme. Algo me decía que el corazón de esas nubes aún seguía triste, tan triste que fueron lejos, muy lejos a derramar hasta el alma sin importar la tragedia que podían ocasionar. Y pensé en irme lejos también.

Mamá me preguntó que guarda un corazón y yo le dije la verdad, le dije que no sabía nada, le dije que el mío guardaba las lágrimas de papá, que guardaría las lágrimas de mis hermanos, que guardaría las de ella, pero que no tenía certeza de qué haría con las mías.